Una nueva búsqueda del búho sabio.
Como Lucía, la luciérnaga, era muy curiosa, durante varios días siguió cavilando sobre lo que le había dicho el búho con relación al ALMA, la PERSONA y la CONCIENCIA, y quiso comprender mejor también lo que era una CHISPA ESPIRITUAL y una CONCIENCIA CREATIVA.
Decidió explorar en los rincones más recónditos del bosque en busca del búho sabio que había conocido, y de quien no sabía su nombre; lo buscó en sitios oscuros y también en sitios claros. La luz del día no le asustaba; al contrario, la abrazaba como otra oportunidad para encontrar respuestas.
Finalmente, en lo profundo de un antiguo roble, divisó al búho posado sobre una rama.
Lucía explicó su búsqueda y compartió lo que le seguía intrigando sobre el alma, la chispa espiritual y la conciencia creativa.
El búho escuchó atentamente, notando en ella confusión e incertidumbre en su manera de preguntar, y luego habló:
—Déjame primero sacarte de la cabeza la confusión que estoy percibiendo en ti. Ella se debe a que ni tú ni yo somos seres reales; tan solo somos seres imaginarios, porque, siendo pequeños animales, somos los únicos con conciencias humanas superdesarrolladas. Yo ya me volví sabio y tú estás recorriendo el camino de la luz para volverte sabia como yo. Por eso, me puedes preguntar lo que quieras, pero tendrás que mirar y mirar en tu interior para alcanzar la sabiduría que yo tengo ahora. Así que has de ser paciente e irte comprendiendo más y más.
Lucía escuchaba como hipnotizada por el amor y la seguridad que le transmitía Cato y asintió gozosa.
El búho continuó:
—El alma es la esencia misma de la vida. Es la conexión con lo divino, la esencia que nos deja ser y nos permite existir a todos los seres físicos. En los seres humanos, el alma además ilumina su mente cuando la conciencia está despierta. Es como un faro interior que guía sus acciones y decisiones.
—Aunque no podamos comunicarnos con ellos directamente por no poseer el desarrollo biológico que tienen los humanos, nos podemos manifestar como intuiciones en la mente de quienes sean suficientemente sensibles a la realidad espiritual.
Lucía preguntó intrigada:
—¿Y es lo mismo que la chispa espiritual?
—La chispa espiritual es aún más profunda —continuó el búho—. Es como un fotón que proviene directamente de Dios. Imagina que es como un rayo de luz que se desprende del sol radiante y luego regresa a él. Así es la chispa espiritual: una parte de lo divino que reside entre las dimensiones espiritual y física en un continuo alcanzar y retirarse de todo ser vivo mientras dura su existencia temporal, pero de la que solo puede llegar a ser consciente el ser humano.
—¿Y la conciencia creativa…? —preguntó Lucía.
—Ah, la conciencia creativa —dijo el búho con una sonrisa—. Es única en los seres humanos. Es la capacidad de crear realidades nuevas para suplir habilidades que la naturaleza no les ha dado. Puede ser tan simple como inventar una herramienta o tan complejo como componer una sinfonía. La conciencia creativa les permite volar, aunque no tengan alas biológicas.
Lucía agradeció al búho por su sabiduría y se puso pensativa:
—¿Y qué puedo hacer con todo esto que me enseñas?
El búho extendió sus alas majestuosas.
Y así, Lucía continuó su vuelo, llevando consigo las enseñanzas del búho sabio. Cada destello de su luz era una expresión de su alma, cada parpadeo una conexión con lo divino. Y en su corazón, la conciencia creativa ardía como un fuego eterno. (Jak con ayuda de IA)
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